En este momento le pedimos a Dios, nuestro padre celestial que ilumine cada paso que damos en nuestra vida, que sea nuestro guía, defensor y cuidador en el camino que él nos ha elegido, y que conforme a su voluntad aceptemos todo lo que sea justo y digno de acuerdo a su momento.
Le damos gracias a Dios porque nos ha podido iluminar con el poder del entendimiento, y el reconocer sus obras en nuestras vidas. Les damos gracias a Dios por el sentido de la apreciación. Que tanto valoramos el amor que nos regala para querernos a nosotros mismos y valorar el afecto que sentimos por los demás.
Estamos viviendo tiempos donde nos preocupamos, nos aceleramos en el tiempo y el espacio que disponemos para suplir nuestras necesidades e intereses. ¿Forman parte de nuestro interés las personas que nos rodean? ¿Qué es lo que realmente sentimos por nuestro prójimo, por nuestra familia?
Alguna vez hemos mirado fijamente una foto de una persona que conocemos, qué hemos pensado sobre esa persona, que nos ha dicho el corazón? Pues la he mirado y lo primero que me llegó a la mente fue lo siguiente: Cuanto tiempo estaremos contigo, que podamos verte, escucharte, hablarte, sonreír juntos, etc. Son pensamientos que llegan, cuando miramos a través de las puertas de nuestro corazón y cuando reconocemos y entendemos el sentido de la apreciación.
En esta tierra debemos ser agradecidos por los que aún siguen con nosotros. En este mundo debemos ser agradecidos porque aún tenemos la capacidad de comunicarnos. En esta vida debemos ser agradecidos por el tiempo de vida. En este momento debemos ser agradecidos por sentir el espíritu santo de Dios.
Fijemos nuestros ojos hacia el señor, fijemos nuestros ojos hacia Dios, y su espíritu nos ayudara a sentir el valor de la apreciación por todos aquellos que aún permanecemos, esperamos hasta el último suspiro de nuestra vida.
No nos preocupes a quien tenemos que apreciar. Dios siempre es justo, en cada instante nos fortalece, y nos nutre con su santa palabra.
Isaías 65:25, nos dice:
El lobo y el cordero serán apacentados juntos, y el león comerá paja como el buey, y a la serpiente el polvo será su comida. No afligirán, ni harán mal en todo mi santo monte, dijo Jehová.
Queridos amigos lluvia de bendiciones en esta hermosa mañana.
Amén.